Newsletter
Suscríbete a nuestro Newsletter y entérate de las últimas novedades.
El 30 de abril pasado, la Comisión Europea publicó su “pliego de cargos” en contra la compañía estadounidense Apple, en donde comunicó su conclusión preliminar de que la gigante tecnológica distorsiona la competencia en el mercado de distribución de aplicaciones de música en streaming, al abusar de su posición dominante en el mismo.
Los cargos se enfocan en dos condiciones impuestas por Apple a los desarrolladores: (i) el uso obligatorio de su sistema de compras y (ii) la prohibición de informar a los usuarios acerca de opciones de compra fuera de la aplicación.
De acuerdo con Margrethe Vestager, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de competencia, “nuestra conclusión preliminar es que Apple es un “guardián” [gatekeeper] de los usuarios de IPhones e IPads mediante su App Store. Con Apple Music, Apple también compite con proveedores de música en streaming. Al establecer reglas estrictas en su App Store que desfavorecen a los servicios de música streaming de competidores, Apple priva a los usuarios de opciones de música streaming más baratas y distorsiona la competencia”.
El caso inaugura un nuevo capítulo contra las Big Tech –esta vez, con Apple en el ojo de la agencia europea- por su potencial anticompetitivo, derivado de su calidad de plataforma digital que controla el acceso a los consumidores finales. Según veremos, el último tiempo atestigua una intensa fricción en la negociación de condiciones entre desarrolladores y tiendas online de aplicaciones, muchas veces competidoras también en muchos de estos segmentos.
Tal como ocurrió con Amazon hace unos meses (ver Nota “Amazon al Banquillo Europeo”) y en paralelo a los debates para imponer nuevas regulaciones ad hoc a las gigantes tecnológicas (ver Nota CeCo aquí), la Comisión muestra su intención de seguir adelante en su programa de enforcement contra las plataformas digitales, a través del derecho de competencia.
En marzo de 2019, el proveedor de música en streaming y competidor de Apple Music, Spotify, interpuso una denuncia ante la Comisión Europea en contra de Apple, acusándola de prácticas anticompetitivas.
En junio del 2020, la Comisión inició una investigación para evaluar si las reglas impuestas por Apple a los desarrolladores de aplicaciones en su App Store violaban las leyes de competencia europeas. La autoridad de centró particularmente en su impacto en los servicios de música en streaming y de e-book/audiobooks.
El pasado 30 de abril, la Comisión publicó su “pliego de cargos” en contra de Apple, la primera etapa formal en las investigaciones que realiza la Comisión. En esta, la autoridad informa a las partes las objeciones formuladas en su contra, quienes pueden contestar por escrito y solicitar una audiencia –Apple tiene 12 semanas para replicar-.
En este caso, la Comisión se enfocó únicamente en el mercado de música streaming. Al respecto, Vestager, fue enfática en señalar que “este no es un caso de Spotify, este es un caso de música streaming”, observando que la Comisión se encuentra particularmente preocupada por el impacto que tienen las conductas de Apple en proveedores de menor tamaño, como Soundcloud y Deezer.
La aclaración no deja de ser importante, en un contexto en que la propia Spotify es apuntada como una plataforma gatekeeper, frente a la industria musical, como líder indiscutida de los servicios de música en streaming. La plataforma sueca, fundada en 2008, cuenta al día de hoy con más de 356 millones de usuarios en el mundo, 158 de los cuales son suscriptores en 178 mercados distintos (Spotify, 2021).
La Comisión determinó, preliminarmente, que Apple detentaría una posición dominante en el mercado de distribución de aplicaciones de música streaming, a través de su App Store.
Para los desarrolladores, la App Store de Apple es la única vía para acceder a consumidores que utilizan dispositivos móviles que operan con sistemas iOS. De acuerdo con la Comisión, los aparatos y el software de Apple forman un “ecosistema cerrado” en el que la gigante tecnológica controla toda la experiencia de los usuarios de iPhones e iPads.
El App Store de Apple forma parte de dicho ecosistema y los usuarios de iPhones e iPads solo pueden descargar aplicaciones a través de esta plataforma. Según la Comisión, los usuarios de Apple son muy leales a la marca y no se cambian de manera fácil “Como consecuencia, para satisfacer a los usuarios iOS, los desarrolladores tienen que distribuir sus aplicaciones mediante la App Store, sujetos a las reglas forzosas y no negociables de Apple”.
En concreto, las preocupaciones de la Comisión dicen relación con la combinación de dos reglas impuestas por Apple a los desarrolladores de aplicaciones de música streaming como Spotify.
En primer lugar, el uso obligatorio de su sistema de compra dentro de las aplicaciones para la distribución de contenido digital pagado (in-app purchase system, “IAP”). Apple cobra a los desarrolladores un 30% de comisión por todas las suscripciones compradas mediante el IAP. De acuerdo con la autoridad europea, la mayoría de los servicios de música streaming traspasan este costo a los usuarios finales mediante un aumento en sus precios.
El año 2016, Spotify dejó de ofrecer suscripciones premium directamente desde su aplicación para evitar pagar dicha comisión.
La segunda regla bajo escrutinio corresponde a las denominadas “Anti-steering provisions”, que impiden que los desarrolladores informen a los usuarios acerca de opciones de compra fuera de la aplicación -en general más baratas-. A la Comisión le preocupa que los usuarios de dispositivos Apple paguen precios significativamente más altos o que no puedan comprar determinadas suscripciones directamente desde sus aplicaciones.
En virtud de lo anterior, la Comisión considera que las reglas impuestas por Apple estarían distorsionando la competencia en el mercado de servicios de música streaming, al aumentar los costos de los desarrolladores de aplicaciones. Esto, indica, deriva en un aumento en los precios que deben pagar los consumidores por suscripciones compradas dentro de las aplicaciones en dispositivos iOS. Además, permite que Apple se convierta en el intermediario de todas las transacciones IAP y tome el control de las relaciones de facturación.
En caso de ser confirmada, esta conducta infringiría el artículo 102 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, norma del derecho de competencia europeo que prohíbe el abuso de posición dominante. Bajo este escenario, Apple podría arriesgar una multa de hasta el 10% de sus ingresos anuales o ser forzado a cambiar su modelo de negocios. Esta última sanción podría tener efectos más significativos en el largo plazo para la compañía.
En el último tiempo, Apple se ha visto enfrentada a una serie de demandas por parte compañías como Microsoft, Telegram, Rakuten, Epic Games, Match Group y Spotify. Las últimas tres forman parte de la “Coalition for App Fairnes”, una organización independiente sin fines de lucro creada en septiembre del año pasado por empresas líderes en la industria para “defenderse del control monopolista del ecosistema de aplicaciones de Apple”.
Las principales objeciones de las empresas dicen relación con las políticas anticompetitivas de la App Store y en particular, con el 30% de comisión cobrado por la compañía, el denominado “impuesto de Apple”.
En múltiples ocasiones, Apple ha negado las acusaciones de que su App Store sería un monopolio. La empresa norteamericana argumenta que existen otras opciones para los usuarios de iOS, como, por ejemplo, las páginas web.
Respecto a la comisión que cobra, el año pasado la compañía encargó a una serie de expertos un estudio sobre el porcentaje cargado en diversos mercados digitales. La investigación concluyó que el 30% retenido por Apple se encontraba en línea con la comisión de otras plataformas, incluyendo las App Store de Google, Microsoft y Samsung. De acuerdo con Apple, las ganancias que obtiene contribuyen a mantener su App Store y a reforzar su contenido, privacidad y seguridad.
Al respecto, Randy Picker, profesor de la Universidad de Chicago, indica que el problema de permitir el ingreso de otros servicios de pago a la App Store que compitan con Apple –por ejemplo, Visa o MasterCard, que cobran entre un 2 y 3% de comisión- radica en que estas empresas únicamente deben soportar los costos asociados a administrar su sistema de pago, no así los que derivan de la creación de iOS, de seguridad y la distribución de aplicaciones: “Visa y MasterCard no necesitan recuperar dichos costos mediante cargos por pago y sus precios reflejan eso. El 30% de comisión cobrado por Apple es solo una herramienta conveniente para cobrar por todos los gastos asociados a administrar la plataforma”.
Frente a las crecientes críticas en contra del “impuesto de Apple”, en noviembre del año pasado la compañía decidió reducir su comisión a un 15% para todos los desarrolladores que obtengan ganancias anuales menores a US $1 millón.
Las reglas de la App Store de Apple se encuentran bajo el radar de las autoridades de competencia de diversas jurisdicciones. En 2019 la agencia holandesa inició una investigación contra la compañía por abuso de posición dominante. En marzo de este año, la Competition and Markets Authority del Reino Unido hizo lo mismo.
También en marzo, la Australian Competition and Consumer Commission publicó su reporte interino sobre servicios de plataformas digitales en donde determinó que tanto Apple como Google son distribuidores dominantes de aplicaciones móviles. La ACCC recomendó a las empresas entregar mayores opciones a los consumidores en cuanto a la posibilidad de cambiar aplicaciones preinstaladas y permitir que los desarrolladores ofrezcan opciones de pago alternativas.
En el caso de Estados Unidos, legisladores de varios Estados, como Arizona, Nueva York, California, Illinois, Hawái, Massachusetts y Georgia buscan prohibir que Apple impida el uso de sistema de pagos alternativos en su App Store.
En el caso de Europa, entre las obligaciones explícitas que contempla el proyecto de legislación para la Unión (Digital Markets Act), hay varias pensadas para modificar el modelo de negocios de las app-stores cerradas. Por ejemplo, la de permitir a terceros ofrecer sus servicios a los usuarios finales a través de terceras partes bajo condiciones diferentes a las que utiliza en la plataforma declarada como gatekeeper; y la de realizar ofertas especiales a los usuarios finales, quienes podrían adquirir los servicios a través de la plataforma esencial bajo esas ofertas especiales.
Comisión Europea – Comunicado de prensa. Ver aquí