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*Esta nota corresponde a una traducción al español de esta publicación original de Promarket.org, de fecha 31 de julio de 2023. Esto se realiza en el marco de un convenio de re-publicación suscrito entre CeCo y ProMarket (Stigler Center, University of Chicago Booth School of Business).
En una nueva investigación, Sabien Dobbelaere, Grace McCormack, Daniel Prinz y Sándor Sóvágó encuentran que las fusiones tienen un impacto negativo en el mercado laboral. Las fusiones resultan en pérdida de empleos, y los ingresos de los trabajadores que pierden sus empleos tardan, en promedio, varios años en recuperarse. Los autores encuentran que es más probable que estas consecuencias negativas se deban a la reestructuración de la fuerza laboral que al posterior poder de mercado de la empresa.
En las últimas décadas, la concentración del mercado ha aumentado en muchas industrias en los Estados Unidos. El aumento de la concentración en el mercado producto puede perjudicar a los consumidores mediante precios más altos, mientras que el aumento de la concentración en el mercado laboral puede reducir los salarios de los trabajadores. Al mismo tiempo, las empresas suelen argumentar que las fusiones pueden aumentar la eficiencia y les permiten ofrecer productos más baratos, mejorando el bienestar del consumidor. Parte de esta mayor eficiencia puede provenir de una organización más eficiente de sus trabajadores. La manera en que se desarrollan estos efectos es en última instancia una pregunta empírica con implicaciones importantes tanto para la competencia como para las políticas del mercado laboral.
En un artículo reciente, examinamos el impacto de las adquisiciones de empresas sobre el desempeño laboral de sus empleados, utilizando información exhaustiva sobre todas las adquisiciones de empresas registradas en los Países Bajos entre 2011 y 2015, combinada con datos administrativos detallados. Encontramos que los trabajadores de las empresas adquiridas se ven afectados negativamente: algunos de ellos pierden sus empleos, y sus niveles de ingresos no se recuperan durante varios años. Sin embargo, nuestro análisis sugiere que es más probable que estas consecuencias negativas sean causadas por la reestructuración de la fuerza laboral de estas empresas que por aumentos en el poder de mercado.
En nuestro análisis, comparamos a las empresas que participaron en una adquisición, con otras empresas similares a estas en muchas dimensiones, pero que no fueron afectadas por adquisiciones. Nuestra muestra incluye todas las adquisiciones (más de 1.000) que ocurrieron en los Países Bajos entre los años 2011 y 2015.
Primero examinamos cómo se ven afectados los empleados de las empresas que son adquiridas. Para esto, consideramos la retención de estos empleados en su empresa original, los niveles generales de empleabilidad, los ingresos en el mercado laboral y los ingresos totales, que incluyen los beneficios del seguro social, que son bastante generosos en los Países Bajos. En comparación con los empleados de empresas que no se ven afectadas por adquisiciones, los empleados de las empresas adquiridas tienen 6 puntos porcentuales (8,5%) más de probabilidad de dejar a su empleador. La mayoría de ellos encuentra otro trabajo: el empleo general solo disminuye en un 1%. Sin embargo, a pesar de que muchos de ellos encuentran trabajo, estos pierden parte de sus ingresos. En los cuatro años posteriores a una adquisición, los trabajadores de las empresas afectadas ganan en promedio 1.070 euros menos de lo que ganaban antes de la fusión (2,6%). Como los Países Bajos cuentan con un sistema de seguro social generoso, si se calcula en base a los pagos transferidos, los trabajadores solo pierden 789 euros (1,9%). Estos efectos no solo son significativos en magnitud, sino que también son persistentes: incluso cuatro años después de la operación, los trabajadores afectados tienen, en promedio, un ingreso laboral 2,8% menor, y un ingreso total 2,3% menor.
También investigamos en qué medida los efectos sobre los ingresos laborales son el resultado de reducciones en el empleo y de cambios en la compensación que reciben los trabajadores, condicional a estar empleado. Descubrimos que, incluso para los trabajadores que siguen empleados, hay una considerable disminución en los ingresos laborales en los años posteriores a la fusión. Esta disminución no se debe a que los salarios sean más bajos, sino a reducciones en la cantidad de trabajo: los trabajadores afectados tienen menos probabilidades de tener empleo y, si lo tienen, trabajan menos horas en promedio.
La mayoría de las discusiones académicas y políticas sobre fusiones, así como la actividad regulatoria del gobierno relacionada a estas mismas, se han centrado en los efectos que estas operacions tienen sobre la competencia en el mercado producto. Si bien las empresas que participan en una fusión suelen argumentar que las fusiones crean sinergias que aumentan la eficiencia y benefician a los consumidores, también existen preocupaciones de que, en realidad, la entidad fusionada incremente sus precios en beneficio de los accionistas corporativos. Más recientemente, la concentración en el mercado laboral también se ha convertido en una preocupación. Una creciente línea de literatura académica y política considera el monopsonio en el mercado laboral, la presencia de un único empleador, como una amenaza para los trabajadores, la competitividad y el bienestar general. También hay argumentos en contra: los trabajadores que participan en mercados laborales monopsónicos pueden recibir compensaciones en forma de precios de vivienda más bajos o mudarse a otros mercados laborales. En el mundo «home-office» post Covid-19, es posible que tampoco necesiten mudarse físicamente.
A partir de las adquisiciones examinadas en nuestro estudio, pareciera ser que el aumento de la concentración en el mercado laboral y el poder de mercado del empleador no son la principal explicación de la pérdida de empleo e ingresos experimentada por los trabajadores afectados. Esto se debe a que la mayoría de las adquisiciones tienen efectos insignificantes en la competencia del mercado laboral. En cambio, encontramos evidencia que sugiere que las empresas reestructuran su fuerza laboral de manera que reducen el número de empleados. Los trabajadores que, según sus habilidades, ganaban más de lo esperado en la empresa adquirida, tenían más probabilidades de ser despedidos. Al mismo tiempo, encontramos que los trabajadores cuyas habilidades son similares a las de los trabajadores de la empresa adquirente, también perdieron sus empleos a tasas más altas.
Los resultados de nuestro artículo sugieren que, si bien las adquisiciones pueden aumentar la eficiencia y el bienestar del consumidor, también pueden afectar negativamente a los trabajadores, y no solo en el corto plazo. Los diseñadores de políticas podrían desear tener en cuenta estos efectos al momento de regular fusiones. Más allá de la regulación, y en vista de que el número de fusiones y la concentración en el mercado laboral va en aumento, las políticas de seguro social y de redes de seguridad social también pueden ser diseñadas para ayudar a los trabajadores que pierden sus trabajos producto de que sus empresas son absorbidas.
Los artículos representan las opiniones de sus autores, no necesariamente las de la Universidad de Chicago, la Escuela de Negocios Booth o su facultad.
Sabien Dobbelaere es profesora asociada en el Departamento de Economía de la Universidad Libre de Ámsterdam (Vrije Universiteit Amsterdam) e investigadora en el Tinbergen Institute (TI, Ámsterdam) y en el Instituto de Economía Laboral (IZA, Bonn). Sus áreas de especialización son la microeconometría aplicada y la microeconomía aplicada. Obtuvo su doctorado en la Universidad de Gante, Bélgica.
Grace McCormack es investigadora postdoctoral en el Centro Leonard D. Schaeffer para Políticas y Economía de la Salud de la Universidad del Sur de California. Su investigación se centra en el estudio de la competencia y el diseño regulatorio en los mercados de seguros de salud pública y el diseño de beneficios de seguros. Obtuvo su doctorado en la Universidad de Harvard.
Daniel Prinz es un joven profesional en el Banco Mundial. Su investigación se centra en las finanzas públicas, incluyendo políticas fiscales y tributarias, programas de seguro social e desigualdad. Obtuvo su doctorado en la Universidad de Harvard.
Sándor Sóvágó es un científico de datos senior en el equipo de inteligencia artificial de Emarsys. Antes de dedicarse a la ciencia de datos, obtuvo un doctorado en Economía e hizo investigación como profesor asistente en la Universidad de Groningen, Países Bajos. Obtuvo su doctorado en la Universidad Libre de Ámsterdam (Vrije Universiteit Amsterdam).
*Los artículos representan las opiniones de sus escritores, no necesariamente las de la Universidad de Chicago, la Booth School of Business, o su facultad.
*Nota de la traductora: Esta traducción al español fue realizada con el apoyo de la herramienta Chat GPT, de Open AI.